martes, 9 de junio de 2009

El final de un principio

Es Junio del 2009, estoy feliz ya que a pesar de la crisis tengo un trabajo a dónde agarrarme y en Julio presento mi proyecto de fin de carrera. Parecía que iba a ser un día como cualquier otro, pero varios amigos míos consiguieron chafarme el día por e-mail e incluso mi jefe por teléfono!! Un mismo argumento se repetía: "He leído una noticia que no me la puedo creer, pensaba que hablaba sobre ti, pero rápidamente me di cuenta que no era sobre ti. Acaban de otorgar a una chica el premio al mejor proyecto de fin de carrera"...

Todo empezó hace 2 años, cuando empecé a pensar en el proyecto de fin de carrera, una vez ya estaba cerca de terminar la carrera técnica de Telemática. Pensando en mis preferencias y gustos decidí entrar en el departamento de electrónica, ya que es ésta rama la que me apasiona, pero para mi desgracia el proyecto que me fue asignado fue uno en el que la electrónica ni se olía y tan sólo había que "picar código". ¡No entré en el área de electrónica de la universidad para acabar picando código!

Han pasado varios meses, me encuentro sin proyecto pero con muchas ganas de hacer algo importante. Un día cualquiera, navegando por un conocido portal de vídeos, encontré unos vídeos de unos curiosos robots japoneses, estilo Asimo, participando en la famosa competición Robo-One. Ávido de tener un proyecto, pensé que realizar un robot humanoide podría ser un muy buen proyecto de fin de carrera y, a pesar de que no tenía nada que ver con mi carrera ni conocimientos al respecto, ¡por fin había encontrado lo que buscaba!

No tardé en notificar al departamento de electrónica mi deseo de hacer dicho proyecto. La respuesta del departamento fue, cuanto menos, chocante: "Nosotros no vamos a realizar dicho proyecto, pero puede que en el departamento de automática encuentres alguien que te pueda ayudar." Y con un inexpresivo "suerte" fui desterrado del departamento de electrónica.

Siguiendo el consejo de mi ya ex-tutor de proyectos, me puse en contacto con el departamento de automática, los cuales rápidamente me respondieron de manera positiva, a pesar de que es un departamento en teoría sólo para carreras superiores, con lo que por fin tenía tanto proyecto, como tutor del mismo.

La primera reunión no fue desde luego lo que esperaba, lleno de ambiciones e ilusiones, lo primero que me ofrecieron fue programar un robot ya comprado, montado, y en gran parte programado por el fabricante. Dicho robot era el robonova, el cual fue diseñado y creado por Hitec para personas con conocimientos nulos tanto en programación como en robótica. Es un robot con enormes carencias tanto mecánicas, electrónicas como de programación, por no decir que tiraría el diseño y montaje de mi proyecto por la borda de un plumazo. ¡No estaba satisfecho! Así que sutilmente decliné la oferta haciendo hincapié en que mi proyecto era mucho más ambicioso.

A continuación les tuve que explicar cómo tenía pensado realizar dicho proyecto si no iba a comprar uno ya hecho. Sorprendido me quedé al darme cuenta que con sólo unas pocas semanas de investigación mis conocimientos sobre el tema eran ampliamente superiores a los que el departamento podría ofrecerme, eso, unido a que de ningún modo recibiría ayuda económica de la universidad y que me obligaban a estar presente determinadas horas para poder controlarme, me hizo presagiar lo peor, y tras varios desplantes por parte del departamento decidí realizar el proyecto yo sólo, ya que la universidad ni sabía, ni tenía media intención de ayudar o colaborar en dicho proyecto.

Estamos a mediados del 2009, y lo que hace dos años era un sueño ahora es real, tras muchísimo esfuerzo y una inversión cercana a 3.000 euros, puedo decir, y todo el mundo que lo conoce dice, que ahora mismo tengo el mejor proyecto que una persona haya presentado en varios años. Tras éstos dos años he aprendido a base de golpes cómo importar, he aprendido un ingente cúmulo de conocimientos en el área de la robótica, de lo que más orgulloso estoy, y hasta los más turbios entresijos del politiqueo que se cuece en nuestra sociedad vaya donde se vaya, y las universidades no son precisamente una excepción.

Acaban de otorgar el premio al mejor proyecto de fin de carrera acompañado de cuantía económica, al proyecto que en un pasado descarté por ser demasiado simple. Por momentos pienso que debería de haber aceptado dicho proyecto y ahora, además de no haberme gastado un mísero euro tendría el reconocimiento que por no merecer, no sienta peor. Pero tras varios auto-sopapos vuelvo a la realidad, contaré mi historia, ya que aunque no tenga reconocimiento alguno por parte de la universidad puedo servir de ejemplo para que alguna persona opte por el camino difícil y no por el fácil que es lo que se enseña en nuestros días.

Empieza la narración de mis "aventuras", aunque para los ávidos de conocimiento espero quedar a la altura, ya que éste blog intentaré enmarcarlo dentro de los técnicos, tratándose y enseñándose las diferentes soluciones dadas a todas y cada una de las dudas que a un robotero le asaltan nada más empezar un proyecto de dicha índole.